miércoles, 29 de septiembre de 2010



ALLA DONDE TU ESTÉS

Cómo llega la primavera, llegó a casa,
Cálida, pulcra, señora y consentida,
Vino la reina a reinar, blanca de armiño,
Y reinó dieciséis años. Los que Dios quiso.

Todas las noches miraba a las estrellas,
Y a la luna le cantaba ensimismada,
Tonadillas de gata, sus quereres
Luna de blanco lino, Luna gata.

Entre besos y versos te criaste,
Luna nevada, que todo iluminabas,
Entre mimos y caricias te dormías,
Y con las mismas caricias despertabas.

Y te marchaste en silencio en un otoño, tardío de hojas secas
Cansada del estío.
Perezosa y perdida dentro del laberinto
De tus ojos dorados, soñando el paraíso.

Gata de nieve, Gata plateada,
El firmamento ha ganado otro lucero,
Pero yo te he perdido para siempre.
Allá donde tu estés, está mi alma.
Federico Fayerman – 28 de septiembre de 2010

A NUESTRA LUNA QUERIDA

Eran las doce de la noche y de día En el cielo brillaban dos Lunas esplendidas que ocultaban las tinieblas habituales.
En los noticiarios de radio y televisión informaban de este fenómeno sin poder encontrar explicación coherente.
Una de las Lunas, la más pequeña, se fue alejando poco a poco hasta perderse en el infinito, pero su Luz seguía llegando hasta los corazones de toda una familia, y allí se quedó a vivir para siempre.
En el Paraíso de los gatos, Ron terminó de lavarse y jubiloso salió raudo hacia la peluquería. Su largo pelo gris y su rabito tenían que quedar perfectos para esta noche. Esta noche especial en que volvería a encontrarse con su amada Luna, para empezar una nueva y eterna vida juntos
28 de septiembre de 2010 - Esperanza, Patricia, Susana y Federico Fayerman.

viernes, 17 de septiembre de 2010


BEATLE-MANÍA

F.J.Fayerman
Catorce de septiembre de 2010


Hoy he visto por enésima vez una grabación de Los Beatles. En esta ocasión era un video con las cinco actuaciones que “Los Cuatro Fabulosos” llevaron a cabo en los años 1964 y 1965 en el show de Ed Sullivan, en su primera y posteriores visitas a E.E.U.U.
Mientras disfrutaba de su música y de sus voces -que para mí son un instrumento más acoplado a su característico y maravilloso sonido-, he prestado especial atención al público que presenciaba las actuaciones en directo.
Las ya muy conocidas imágenes de jovencitas chillando y tirándose de los pelos, llorando y hasta desmayándose al ver a sus ídolos en vivo, me han llegado diferentes. Ahora no he visto histeria en sus reacciones, ni locura colectiva como nos han querido hacer ver reiteradamente. Ahora por fin lo he comprendido.
En cada rostro de quinceañera he advertido pasión; en cada gesto, he visto aflorar la impotencia; en cada grito, he descubierto ansiedad; en cada salto, un estremecimiento y en cada lloro, he contemplado una súplica.
Con quince o dieciséis años la pasión llena tu vida y no deja sitio aún a la sensatez. Sientes impotencia al no poder formar parte del mundo de tus ídolos. La ansiedad descontrola tus acciones. Tu cuerpo se estremece sin poderlo evitar y tus lágrimas son un ruego que también refleja pánico, porque sabes que aquello terminará y no se volverá a repetir jamás.
Ya no he visto paranoia en esos videos y me pregunto que habría hecho yo si el cinco de julio de 1965, hubiese podido ir con mis amigos al concierto de las Ventas.