domingo, 25 de noviembre de 2012

SESENTA Y… F.J.Fayerman 2 de noviembre de 2012 El caso es que el 2012 me gustaba como año, casi tanto como el 2000, que me sonaba a ciencia ficción allá por mis años juveniles de los cincuenta. Pero se torció, aunque gracias a Dios no del todo, pues seguimos teniendo buñuelos para celebrar un año más y proseguimos en la pelea con el folio en blanco y con la amistad que está por encima de todo. Mi cabeza sigue intacta buscando momentos y vivencias, reales o de ficción que continúen enriqueciéndome. ¡Ah! y también sueños maravillosos, de los que extraigo relatos ilusionantes y seductivos. He comprado el abono transporte 3ª edad de este mes y lleva una foto de cuando tenía algunos años menos; y no es por coquetería, es porque soy un romántico del tiempo y de los que piensan que cualquier época pasada fue mejor, aunque sé que muchos no estáis de acuerdo con esto. En mi casa me dicen que me quedé anclado en la década de los sesenta. Y puede que sea cierto. Sin ir más lejos, ayer lunes escribí otro pequeño relato dedicado a la voz más linda que he conocido: la de Estela Raval, cantante de Los Cinco Latinos, que falleció en junio en su natal Buenos Aires. Pero la vida sigue y seguirá…hasta la eternidad como ella decía en una de sus maravillosas canciones. Mi familia me quiere, mis gatos me quieren, mis amigos de Taf y de Renglones me soportan y puede que hasta me quieran también (creo que hasta Iñaki); Quizá tanto como yo los quiero a ellos. Entonces: ¿Qué otra cosa puedo desear para este año, sino que me sigáis queriendo? 2013 será un buen año, indudablemente; nuevos libros, más tertulias con cañita final y muchos, muchos relatos maravillosos, eso seguro. Tan seguro como que volveremos a comer buñuelos o tomar unas cervezas con aceitunas negra y patatas fritas, allá cuando aparezca de nuevo Don Juan Tenorio en los teatros de Madrid. Si Dios quiere.