martes, 16 de junio de 2009

LA ÚLTIMA VIDA


Que pena de los recuerdos de la niñez, perdidos
En la cuneta de un camino cuesta arriba.
Que pena de la inocencia extraviada, para siempre
Al fondo de una vida ya vivida
Qué pena de ese amor que no fue eterno,
De esa sonrisa que huyó una madrugada,
De ese velero que atraviesa mares blancos
Que en tus pupilas crees que son montañas.
Es el momento de subir a una atalaya,
Es el momento de mirar hacia otra orilla,
Es el momento de olvidar todo el pasado.
Es el momento de inventar tu nueva vida.

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