sábado, 25 de abril de 2015
CARTA PARA YOYITO
27 de marzo de 2015
Querido YOYO
Cuando decidiste marcharte faltaban muy pocos meses para que cumplieras los diecinueve años Sé que me dirán que son muchos para un gatito persa pero me hubiera gustado que hubieran sido el doble: de esa manera habría disfrutado más tiempo de ti y no te habría visto pasar tus últimos días, dormido sobre el sillón del cuarto de estar con la cabeza gacha y la mirada ausente.
Te vi nacer, apenas diez centímetros de gatito blanco abriendo la boca en busca de un poco de leche de su madre. Te llevé en la palma de mi mano porque me daba miedo agarrarte y hacerte daño. Te vi bajar las escaleras como si te lanzaras al vacío en cada escalón y te cuidé todo lo que pude durante estos años de irrepetible felicidad. Te fuiste apagando como una vea a la que se le acaba la mecha y así, poco a poco, tu luz maravillosa dejó de iluminar mis días. Te hiciste viejecito, como ye me voy haciendo también y me dejaste el sabor salado de las lágrimas en los labios, para lo que me reste de vida.
Ahora te imagino en el cielo de los animales, rodeado de tus padres Luna y Ron y de tu hermanito que solo llegó a vivir unos días, de Kira la perrita cooker que jugaba contigo a su manera y de Senda, la pastor alemán a la que seguramente habrán hablado de ti.
Sois ya muchos los que nos habéis dejado en este mundo terrenal para vivir en las nubes que nos tienen reservadas en el cielo y donde nos reuniremos algún día. Hasta entonces quiero que sepas que tus padres humanos te echamos de menos y que hemos llorado cuando te fuiste y que lloramos cada vez que pensamos en ti. Tan poco tiempo ha pasado desde entonces y cuanto te añoramos.
PD. Mimí también te recuerda, estoy seguro.
domingo, 13 de julio de 2014
MOMENTOS
53– NEGRO SOBRE BLANCO
F.J.Fayerman
Dieciséis de marzo de 2014
Mañana soleada de vermú y ropa de domingo. Tarde de cine. El olor característico, el ruido del telón al abrirse, los acomodadores esperando la propina y el destello de su linterna paseando por la platea.
Después, la imagen del águila y las notas que anticipan el noticiero al alcance de todos los españoles, invaden la pantalla. Negro sobre blanco.
Cuando se apagan las luces, comienza el cri-cri de las pipas y el rumor de los besos.
Tardes de domingo, de cine.
MOMENTOS
54 - ¿POR QUÉ SE OLVIDAN LOS SUEÑOS?
Puede que soñara contigo. Con tu pelo corto, tu pelo castaño; quizá tuvieras los ojos de ceniza. Quizá negros.
Centelleabas bajo el globo plateado, y cuando nuestras miradas se rozaron, mágicamente nos quedamos solos en la pista, quizá solos en el universo. Puede que saliéramos a la calle y camináramos durante horas, nos amaramos durante días, o quizá nunca.
Hoy, el correr del tiempo me está haciendo olvidar tu rostro, quizá tenga que soñar otro sueño.
MOMENTOS
55 – UNA PINCELADA DE LUZ
F.J.Fayerman
diecisiete de marzo de 2014
Pensó en realizar su último trabajo, su obra maestra. Después se retiraría para contemplarlo y disfrutar eternamente de él.
No quería museos ni exposiciones, sabía que el cuadro no entraría en ninguno de ellos, que su tamaño sería infinito.
Decidió colocarlo bajo sus pies, repleto de estrellas que lo acompañasen.
Y pintó durante seis días, inventando colores, inyectando aromas; creando perspectivas.
Lo remató con una pincelada de luz, con una caricia de madre.
Al poco tiempo lo olvidó.
martes, 18 de junio de 2013
MOMENTOS
39- TU NOMBRE
F.J.Fayerman
Veintitrés de diciembre de 2012
Pensé que sería un amor pasajero, pero cometí el error de preguntarle su nombre.
MOMENTOS
40 – LA CASA SILENCIOSA
F.J.Fayerman
Veintidós de abril de 2012
La sirena de la policía y los gritos en la calle le sorprendieron vagando por la casa silenciosa, mirando la cama revuelta y la ventana de par en par. Ella le había dicho que se iba y le abandonaba para siempre y él que la ayudaría a ganar el infinito.
MOMENTOS
RONDA, RONDA, EL QUE NO SE HAYA ESCONDIDO, QUE SE ESCONDA.
F.J.Fayerman
Veinticinco de marzo de 2013
No lo puedo evitar; el miedo me invade mientras hago la ronda nocturna. Recorro el almacén en silencio entre muebles antiguos y maniquíes rotos. Según me aproximo a ellos me parece oír voces suplicantes que poco a poco se van apagando. Cuando paso a su lado y la luz de mi linterna deja de iluminarlos, sé que me están mirando.
MOMENTOS
41 – MENOS DE MEDIA GOTA EN UN OCÉANO
F.J.Fayerman
Dieciséis de marzo de 2013
Hemos nacido en medio de la eternidad y dormiremos durante el resto infinito de los tiempos. Somos menos de media gota en un océano inconmensurable, y te he encontrado.
Por favor, no permitas que me ahogue sin haberte amado.
domingo, 13 de enero de 2013
momentos
MOMENTOS
34 – LA MUJER DEL PELO CASI AMARILLO
F.J.Fayerman
Diez de octubre de 2012
Paseábamos:
Era alta y tenía el pelo rubio, casi amarillo. La mujer más hermosa que había conocido jamás. Yo iba hablando, no sé si por el móvil o simplemente me dirigía a alguien que no se encontraba en nuestro mismo plano. Le decía bromeando: –Si, es rubia, muy rubia pero fea–. Volví la cara y la miré: era preciosa. Se puso seria de repente y cuando repetí –– ¡si, es fea!– me besó en la mejilla.
Nos habíamos conocido esa misma tarde y era el primer signo de afecto entre los dos. No recuerdo bien si conversamos mucho o no, solo que nos gustaba estar juntos y que su pelo brillaba al viento y que su cara era como de caramelo, sus facciones delicadas y su mirada relajante y joven. Esa fue la única vez que soñé con ella.
MOMENTOS
38 – AMORES
F.J.Fayerman
quince de octubre de 2012
– ¿Por qué me pongo triste cuando el cielo amenaza lluvia? –No estoy acostumbrado a llorar, quizá ahora podría hacerlo con su compañía. Lloraríamos los dos.
Oye música en el móvil y le recuerda tiempos que no volverán, tiempos en los que fue muy feliz. Le recuerdan amores imposibles, amores juveniles, amores de cine; amores dolorosos.
Ya está lloviendo y no consigue hacer brotar una sola lágrima de sus ojos y no es ni más feliz ni menos feliz. Sigue el camino que él mismo se trazó hace muchísimos años, desde su juventud, cuando empezó a tomar el rumbo de su vida.
Llueve mientras camina; gotas grandes y dispersas que impregnan el aire con el olor característico a tierra húmeda. La tarde se presenta oscura, como su ánimo.
–Pero llueve cada vez más fuerte y es mejor que vuelva a casa, no vaya a ser que contagie mi tristeza.
domingo, 25 de noviembre de 2012
SESENTA Y…
F.J.Fayerman
2 de noviembre de 2012
El caso es que el 2012 me gustaba como año, casi tanto como el 2000, que me sonaba a ciencia ficción allá por mis años juveniles de los cincuenta. Pero se torció, aunque gracias a Dios no del todo, pues seguimos teniendo buñuelos para celebrar un año más y proseguimos en la pelea con el folio en blanco y con la amistad que está por encima de todo.
Mi cabeza sigue intacta buscando momentos y vivencias, reales o de ficción que continúen enriqueciéndome. ¡Ah! y también sueños maravillosos, de los que extraigo relatos ilusionantes y seductivos.
He comprado el abono transporte 3ª edad de este mes y lleva una foto de cuando tenía algunos años menos; y no es por coquetería, es porque soy un romántico del tiempo y de los que piensan que cualquier época pasada fue mejor, aunque sé que muchos no estáis de acuerdo con esto. En mi casa me dicen que me quedé anclado en la década de los sesenta. Y puede que sea cierto. Sin ir más lejos, ayer lunes escribí otro pequeño relato dedicado a la voz más linda que he conocido: la de Estela Raval, cantante de Los Cinco Latinos, que falleció en junio en su natal Buenos Aires. Pero la vida sigue y seguirá…hasta la eternidad como ella decía en una de sus maravillosas canciones.
Mi familia me quiere, mis gatos me quieren, mis amigos de Taf y de Renglones me soportan y puede que hasta me quieran también (creo que hasta Iñaki); Quizá tanto como yo los quiero a ellos. Entonces: ¿Qué otra cosa puedo desear para este año, sino que me sigáis queriendo?
2013 será un buen año, indudablemente; nuevos libros, más tertulias con cañita final y muchos, muchos relatos maravillosos, eso seguro. Tan seguro como que volveremos a comer buñuelos o tomar unas cervezas con aceitunas negra y patatas fritas, allá cuando aparezca de nuevo Don Juan Tenorio en los teatros de Madrid.
Si Dios quiere.
domingo, 20 de mayo de 2012
UN PEZ DE SANGRE CALIENTE
F.J. Fayerman
Veintidós de marzo de 2012
Durante los últimos diez años no había faltado a su cita diaria con el rio. Remaba hasta las piedras que asomaban altivas en el centro de la corriente y permanecía allí, en silencio, observando el ir y venir incesante de los peces. Después buscaba a su amada, buceando en sus frías aguas.
Hacía mucho tiempo que las lágrimas se le habían agotado, pero el sufrimiento no había desaparecido de su corazón. Celia le abandonó para dormir eternamente en el rio aquella tarde de verano, con el sol tiñendo de rojo y amarillo el horizonte, mientras se bañaban. Fue un segundo, quizá menos, el tiempo que tardó en desaparecer bajo las aguas. Inútil su esfuerzo por encontrarla e infructuosa la búsqueda posterior de su cuerpo. El rio no quiso devolverla. Tan bella era.
Anastasio se quedó a vivir definitivamente en el pueblo y se refugió en la soledad y en sus recuerdos.
Algunos pescadores dijeron que la habían visto nadar entre las rocas, que reía esquivando los anzuelos que brillaban cerca de su rostro. Que se había convertido en sirena. Y ahora, tantos años después, cuando Anastasio ya no soportaba el dolor de su ausencia, ella había regresado a sus sueños para pedirle una cita.
Y Anastasio acudió a la llamada. Salió muy temprano, sin equipaje. Se dirigió al rio y remó hasta su centro. El sol se resistía a salir entre los matorrales pero Anastasio no esperó más. La llamó con todas sus fuerzas hasta que encontró respuesta. Un enorme pez asomó cerca de su barca y le habló de Celia. En algún lugar le estaba esperando. Y Anastasio montó a lomos del pez y se dejó llevar hasta el fondo pantanoso.
Desde entonces nadie pesca en el rio y los enamorados que pasean por las orillas aseguran que dos peces de gran tamaño nadan y juegan todos los atardeceres cerca de las piedras.
martes, 17 de abril de 2012
EL ÚLTIMO DETALLE
F.J.Fayerman
Veintitrés de agosto de 2011
Cuatro hombres hablan en la terraza de un café. El camarero camina sin cesar de un extremo al otro de la acera, llevando una bandeja llena de vasos y botellas de refrescos, que va depositando en los veladores. En el de los cuatro hombres deja otras tantas cervezas.
Termino mi copa y me entretengo mirando cómo se derrite el hielo en el fondo del vaso. Uno de los hombres me observa y sonríe. Le hago un gesto con la cabeza y él se levanta y se acerca. Le invito a sentarse a mi lado. Vuelve sobre sus pasos y recoge su cerveza. Dice algo a los otros y regresa.
--Me llamo Ricky.
Mientras se sienta le calculo unos cuarenta y cinco o cincuenta años, es el hombre que necesito, la edad perfecta. Cruzo las piernas bajo la mesa de cristal y enciendo un cigarrillo.
Terminamos la tarde haciendo el amor en el asiento trasero de mi Audi alquilado.
Le espero cada día en el mismo café y cuando se despide de sus amigos subimos al coche y aparcamos cerca de la playa y lejos de las luces. Hablamos durante horas y él me cuenta su vida de actor fracasado y yo le oculto la mía de escritora sin escrúpulos. Todas las noches, acabamos en la misma postura.
Poco a poco noto que voy entrando en su vida y que hacer el amor no es lo único que quiere de mí. Paseamos por la orilla del mar cogidos de la mano y me besa apasionadamente. Hace quince días le dije que dejara de reunirse con sus amigos en el café y le ha parecido bien. Solo quiere estar conmigo.
No me gusta su actual trabajo de representante y le obligado a que se despida, con la promesa de ayudarle hasta que encuentre un trabajo de actor.
Esta última semana ha insistido en saber más cosas de mí: donde vivo, cual es mi apellido; si trabajo o no y otras muchas intimidades que yo le escondo. Le he visto seguirme cuando marcho de su lado y he tenido que despistarlo en el tráfico de la ciudad. Nunca ha tenido un mal gesto ni una mala palabra; al contrario, me trata con dulzura y me hace constantemente regalos que yo nunca acepto.
Ayer me compró un anillo y me pidió que nos casáramos. He quedado en darle una contestación esta noche en nuestro lugar de encuentro.
Mi avión sale pasado mañana. Nueve horas de vuelo que me acercarán de nuevo a John y a las gemelas y me alejaran de Ricky para siempre. Con la charla de ayer, creo tener todo el material que necesito para el personaje masculino.
De todas formas, esta noche y mañana iré hasta el estacionamiento para ver su reacción al no encontrarme. Sólo me falta ese pequeño detalle para terminar mi novela.
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